En 1990 Nolan Norton Institute patrocinó un estudio de un año sobre varias empresas: “la medición de los resultados de las empresas del futuro”. El estudio partía con la hipótesis de que los enfoques empresariales que dependían primordialmente de las valoraciones contables financieras se estaban quedando obsoletas, no siendo suficientes estas mediciones para desarrollar las capacidades y habilidades de las empresas para crear valor en el futuro.
Como líder del estudio actuó David Norton, Director General de Nolan Norton, y como asesor académico Robert Kaplan, manteniendo reuniones bimestrales con los representantes de una docena de empresas de distintos sectores (Advanced Micro Devices, American Satandard, Apple Computer, Bell South, CIGNA, Conner Peripherals, Cray Research, DuPont, Electronic Data System, General Electric, Hewlett-Packard y Shell Canadá) con el objetivo de desarrollar un nuevo modelo.
Durante el año que duró el estudio se analizaron los diferentes cuadros de mando
de cada una de las compañías y los indicadores de gestión que estaban utilizando, así como aquellos que podían resultar de utilidad y no se estaban gestionando. El trabajo del grupo concluyó con lo que llamaron el
Cuadro de Mando Integral
(Balance Scorecard), organizado en torno a cuatro perspectivas: la financiera, la del cliente, la de organización interna, y la de aprendizaje y crecimiento. Las conclusiones de este estudio la publicaron en Harvard Business Review (enero-febrero de 1992) en un artículo llamado “El Cuadro de Mando Integral”.
A raíz de la publicación de este artículo, se pusieron en contacto con ellos varios directivos con el objetivo de que les ayudaran a implantar el Cuadro de Mando Integral en sus compañías, lo que dio lugar a una evolución del mismo, viendo la importancia de que los indicadores del CMI estuvieran vinculados con la estrategia de la organización, permitiendo utilizar este sistema de medición para comunicar y alinear la organización con la estrategia definida por la dirección. Las conclusiones de este trabajo las publicaron en septiembre-octubre de 1993 en Harvard Business Review en un artículo llamado “Como poner a trabajar el Cuadro de Mando Integral”.
Desde entonces ha tenido varias evoluciones, mejorando la alineación con la estrategia de la organización mediante los mapas estratégicos o la vinculación de las operaciones a la estrategia a través de múltiples procesos de planificación, control y feedback.