Imagínate que tienes que realizar un viaje a través del desierto de Atacama, siguiendo la ruta del Dakar en un coche que te han prestado. Cuando te sientas en el asiento, notas lo confortable que es, lo bonito del diseño tanto interior como exterior, el excelente equipo de música que tiene instalado, el amplio maletero y cuando lo pones en marcha escuchas el rugir de un potente motor.
Sin embargo, ves que en el salpicadero no hay nada más que el volante, y claro los mandos del excelente equipo de música. El velocímetro no está. Tampoco ves el indicador de combustible, ni el cuenta kilómetros y por supuesto, no dispones de GPS (ni puedes llevar el tuyo). Ningún indicador que te diga si el motor se calienta , si tienes riesgo de rotura o avería, solo puedes “gestionar” la dirección, y la velocidad (aunque por intuición, porque no tienes velocímetro que te indique a que velocidad vas realmente ni otro instrumento que te indique si llevas el rumbo correcto).
Obviamente, se podría conducir e incluso llegar a conseguir el objetivo que es cruzar el desierto de Atacama sanos y salvos, pero sin duda nos tendremos que enfrentar a múltiples imprevistos de orientación, ir con mucho cuidado de no tener un accidente al no podernos orientar ni saber con exactitud donde estamos al no disponer de GPS ni de los indicadores básicos que podrían orientarnos sobre nuestra posición (cuenta kilómetros y velocímetro). Parar a menudo para comprobar la temperatura del motor evitando una rotura por sobrecalentamiento por las altas temperaturas del desierto por el día. Sin duda, alguien muy experimentado, aventurero y que conozca el terreno podría cumplir el objetivo, pero no cabe duda que resultaría mucho más fácil hacerlo conociendo la velocidad, la distancia recorrida, la posición y la ruta que debemos seguir, la distancia que podemos recorrer con el combustible que tenemos y donde podemos repostar, indicadores de avería, presión, ...
Desde luego, que en nuestras empresas tenemos buenos directivos, y algunos con mucha experiencia y una gran intuición, pero, ¿no resultaría más sencillo alcanzar el objetivo teniendo los indicadores adecuados que nos permitan conocer la situación, que ruta debemos tomar y nos avise de posibles riesgos?
El Cuadro de Mando, proporciona a los directivos los instrumentos que necesitan para poder alcanzar los objetivos fijados por la estrategia empresarial, así como una visión global de la empresa y su entorno, permitiendo realizar a tiempo posibles ajustes/correcciones sobre el rumbo fijado.